por Por fin, tras más de 60 años de silencio, hicimos justicia histórica. El mensaje completo de Marcelino, Pan y Vino resucitó en el teatro Alameda el 27 de mayo. Dimos vida a la verdadera historia del famoso niño huérfano. Fue una hora y media de representación tan intensa, emotiva, sobrecogedora y llena de vida, que el público respondió con una encendida ovación que quedará para siempre en la retina del equipo humano que ha hecho posible este proyecto. Nuestra más sincera enhorabuena y gratitud desde el primero hasta el último. Pero déjennos que nos detengamos en su protagonista principal, Ismael Ortega. A sus ocho años ha descubierto su verdadera vocación porque ese día nació una estrella sobre el escenario. Nunca olvidaremos la plasticidad y el realismo de cada una de las escenas que hizo posible «la magia» y que los asistentes se creyeran la obra. Por fin pudimos contemplar al gran Cristo representado por Fran Chamizo con la solemne voz de Jesús García Jabato. Fue un verdadero impacto visual y emotivo gracias al cuidadísimo y esmerado trabajo de maquillaje de Marian Cerván.
Aquí os mostramos los mejores momentos.
