por En vísperas de Todos los Santos, volvimos a disfrutar por cuarto año consecutivo de este clásico del teatro español en un escenario de excepción: el Cementerio Histórico San Miguel.
“¡Respeto y silencio!” son las primeras palabras que escuchan los asistentes que, envueltos por el entorno, pasan a formar parte de la comitiva del famoso galán mientras suenan cantos funerales por monjes cartujos que portan el féretro.
Don Diego y Doña Catalina son los encargados de transportar al público a recordar la vida pendenciera de Don Juan hasta su triste final.
Camina toda la comitiva hasta los asientos dispuestos para recrear siete estampas que recogen los episodios más emblemáticos de esta obra de José Zorrilla.
Comienza con el baile de carnaval de la hospedería del Laurel. Pudimos ver risas, galanteos, altanería, conjuras, suspiros de enamorada, el verbo encendido en el alma de los amantes, arrebatos, luchas de esgrima, muertes, el rostro del miedo, afrentas, estatuas vivientes que salen de sus panteones, inquietantes espectros y un punto de contrición que redime a Don Juan al pie de su sepultura.
Permanecerá para siempre la declaración de amor más hermosa de nuestra literatura y el mensaje final de la noche en boca de Doña Catalina: “el amor todo lo puede”.
Fue plasmar sobre las tablas la esencia del Tenorio en un marco espectacular y que además redunda en una labor social.
Desde aquí, damos la enhorabuena a todo el equipo de Eventos con Historia: actores, bailarinas, coreógrafa, regidoras, maquillaje y peluquería, ayudantes y dirección.
Damos las gracias a todas las personas que asistieron, a Parcemasa, a los Servicios Operativos del Ayuntamiento de Málaga y al servicio de vigilancia del Cementerio Histórico San Miguel.
Solo nos queda despedir a Don Juan por si acaso el año que viene nos vuelve a visitar en la víspera de Todos los Santos.
Aquí está el REPORTAJE FOTOGRÁFICO de esta noche tan mágica.
